octubre 15, 2001

La perversa política como medio de autodestrucción del planeta

El mundo se encuentra aprisionado por los medios de comunicación. La televisión, la radio, la prensa y la Internet se encuentran saturados de noticias sobre la guerra. La gente espera ansiosa las noticias y por dentro sólo desea desesperadamente que las consecuencias del terror impuesto por Bin Laden y Bush no sean masivas y devastadoras.

El pánico hasta ahora ha sido mayor que los efectos del supuesto ataque con armas biológicas. Han sido cuatro los sobres reportados oficialmente con contenido de las esporas de la bacteria que produce el Anthrax. Uno en las oficinas de American Media en la Florida, otro en la NBC de New York, uno más en la oficina del senador Tom Daschle en Washington, y el que llegó a una sede de Microsoft en Nevada. Estos son los que oficialmente se han reportado, no sabemos cuántos más han llegado fuera del alcance de los medios ni cuántos más llegarán en los próximos días, en los próximos meses, ni en los próximos años; pues esta guerra puede irse para largo. Esto sin contar que la única amenaza no es el bioterrorismo, sino también las armas químicas y peor aún las nucleares, todas estas agrupadas por lo que los organismos defensa estadounidenses llaman las Armas de Destrucción Masiva (WMD - Weapons of Mass Destruction).

La realidad mundial actual es una fiel descripción de la intolerancia y de la incapacidad de los seres humanos de convivir pacíficamente. Desde la lógica humana es completamente inaceptable, incomprensible y reprochable. Sin embargo, la lógica que maneja al mundo no es la que llamanos humana (al menos no es el significado que le quisiéramos dar), el planeta Tierra es manejado por la lógica del poder, de la posesión territorial, la imposición cultural y la incomprensión religiosa. Algunos dirán que es la lógica de la política, y en cierto sentido tendrían razón. Pero es la perversa lógica de la política, la cual a su vez, bien practicada, es la única que en términos de convivencia humana podría salvarnos de la autodestrucción y la guerra.