abril 15, 2003

Hable con ella

SOBRE LA PELICULA HABLE CON ELLA
Almodóvar evidenciando soledades

"De la muerte emerge la vida"

HABLE CON ELLA no es una película sobre el amor, es una película sobre la soledad. El personaje principal es la soledad. Los personajes secundarios son las soledades. El tema es el eterno retorno a la soledad. Como un mítico ciclo donde aparecen y desaparecen el amor y el desamor, deslizando lentamente ese espacio permeable pero irrompible que llena la nostalgia y el dolor como representaciones simbólicas de la soledad.

Marco Zuluaga y Benigno Martínez lo confirman cuando se encuentran en la cárcel. La amistad actúa como remedio temporal contra la soledad, pero no la cura definitivamente. La nostalgia y el dolor, que tan bien caracterizan a Marco desde el comienzo de la película, ahora se adueñan del personaje de Benigno.

Almodóvar también plasma su sello personal en este trabajo. Cortas pero significativas frases y acciones cotidianas que en la escena parecen no significar mucho, crean y recrean cada vez la trama general de la película. Es evidente que esas pequeñas conversaciones y esos pequeños movimientos abarcan criticas profundas a la hipocresía de la sociedad, a los roles de quienes creen cuidar de la salud mental y física de los otros, a los medios de comunicación y a instituciones tan arraigadas como la iglesia y la familia.

La película invita a reflexionar sobre las mujeres y su papel en una relación. Su manera de comunicarse hasta cuando están en coma. Muestra la impotencia del hombre formado en una sociedad machista para entender el lenguaje y los juegos que la mujer le plantea. Explora nuevas formas de relacionarse desde la comunicación liderada por todos los sentidos. También plantea el desafío de la amistad entre los hombres, por encima de los miedos y defendiendo los lloriqueos que ayudan a cicatrizar heridas, porque los hombres también se quieren, también sufren, también lloran, también se comunican e incomunican en relaciones espontáneas y desprevenidas. Satiriza a los unos y a los otros, y le entrega a la sociedad el signo de interrogación después de la pregunta que desafía por igual al amor y la justicia, al amor y la moral, al amor y la muerte.

Hasta los inocuos personajes secundarios aportan inmensamente para ese conjunto integral del todo que es la película. Rosa lo corrobora con su enredado emocional con Benigno. La indecisión y angustia permanente del Niño de Valencia lo confirman. Rosa y El Niño también viven su soledad.

Hasta los colores de la película se mezclan entre la soledad y la pasión. Los tonos de las escenas categorizan las tramas secundarias del film para alinearlos con la estructura de la película toda. Como si todo fuera una sola pintura panorámica vista por múltiples ojos que se ahogan en ella.

Eso es HABLE CON ELLA, un rompecabezas de diálogos, colores, personajes, dramas, esperanzas, encuentros, miedos, decepciones, locuras, desafíos. Todos conducentes al mismo punto de partida y de llegada. HABLE CON ELLA es una película para ver dos veces, una con los sentidos y otra con la razón. Es una película de dualidades, de dúos, de parejas: Alicia y Lydia, tan cerca pero tan lejos. Marco y Benigno, conectados en el presente pero con historias polarizantes. Ángela -el eterno amor de Marco- y la mamá de Benigno, dos mujeres que influyen enormemente en los sentimientos del uno y el otro. Marco y Ángela. Marco y Lydia. Benigno y Alicia. Benigno y su madre. Almodóvar muestra en su mejor estilo la invitación que hace el mundo femenino a vivir desde la pasión y a expresarse desde el amor que brota por sus acciones del trabajo diario: la tauromaquia para Lydia, la danza para Alicia y Katerina Bilova, su compañera y recorrida profesora de Ballet; el amarillismo para la conserje del edificio de Benigno, las fobias para Ángela, la morbosidad para la periodista que entrevista a Lydia; y por que no, la enfermería para Benigno, quien desde su mundo representa todo un comportamiento desde la feminidad sin que esto signifique que sea un maricón.

Incluso el símbolo de la muerte como germinador de la vida esta presente en el interrogante del sentido existencial de los personajes. Lydia muere en silencio al lado de su amado verdugo, el Niño de Valencia. Benigno se fuga de la cárcel y de la vida para buscar más allá -a través de la muerte- lo que no pudo materializar en este mundo que no entendió su manera de amar. Y el bebé, esa criatura que nace de la pasividad de Alicia y de la intensidad de Benigno, se despide inmediatamente de la vida para revivir a su madre a un reencuentro con la existencia. Seguramente, a la vez, un reencuentro con el amor y a su vez con la soledad, ambos representados en los seres con los que sigue conectada: Marco Zuluaga y Katerina Bilova, quienes cierran la película con un último dialogo sobre la complejidad y la sencillez de las cosas.

Tal vez todo, incluyendo la película, es más sencillo de lo que uno cree -como asegura Marco-, aunque tal vez, como asegura Katerina: nada es sencillo.