marzo 19, 2007

Cuántica existencial

Habría una manera de descubrir, con una ayudita literaria, la relación entre la película “I ♥ Huckabees” y el polémico documental pseudo científico “What The Bleep Do We Know!?”. Me refiero a las siempre recordadas frases del viejo Whitman:

“I CELEBRATE myself, and sing myself,
And what I assume you shall assume,
For every atom belonging to me as good belongs to you…”

“Me celebro y me canto a mí mismo,
Y lo que yo asuma tu también lo asumirás,
Porque cada átomo que me pertenece, también a ti te pertenece…”

marzo 18, 2007

Los Santos, El Tiempo y el gobierno

Al diario El Tiempo, y sobre todo a la tradicional y conocida familia Santos, le va quedar muy difícil en el futuro enfrentar a la opinión pública cuando se les atribuya la participación en el alto gobierno de dos de sus figuras más visibles en un gobierno que pasó de ser visto como la salvación del país a revelarse como una de las más grandes estrategias políticas de manos criminales para tomarse el poder y beneficiarse de la política estatal y de gobierno.

Desde ya se notan algunos tire y aflojes editoriales que a veces hacen difícil definir la posición del periódico en la coyuntura política. Tal vez la realidad sea que no está tan definida tal posición, pues dentro del periódico; al igual que dentro de la familia Santos, podrían existir diferentes maneras de leer el desarrollo acelerado de la política colombiana y las acciones inesperadas y sorpresivas del gobierno de turno.

Lo cierto es que por el momento, mientras no se revele todo (o casi todo) y no se desmantele totalmente (o casi totalmente) la estratagema que dirige desde el poder ejecutivo el presidente Uribe, ambos están en su salsa y aprovechando de su cuarto de hora. Tanto la Casa Editorial El Tiempo como la familia Santos se ven, por el momento, favorecidos y engrandados: Por un lado, una actividad política tan movida significa tiempo de abundancia para el sector de la información y el análisis periodístico; y por el otro, tener un vicepresidente y un ministro de defensa es estar tan cerca del poder como nunca. Las dos cosas combinadas explican el éxtasis que se debe sentir por esos lares en el presente, pero también el horror y el escalofrío que se debe sentir al pensar en el futuro.

La historia (o la forma como se escriba la historia) nos lo contará.

marzo 16, 2007

Lo de Chiquita también es grave, muy grave.

El mismo día que el Ministro Santos (hoy segundo en mando del ejercito colombiano), condena el pago de dinero de la bananera Chiquita a los grupos armados y celebra la acción de la justicia estadounidense, se publica en El Tiempo (el diario de los Santos), que dicha compañía realizó esos pagos “a una Convivir que era fachada de los paramilitares”.

Recuerdo muy bien, porqué no lo escuché ni una ni dos veces, sino muchas; que el entonces candidato Álvaro Uribe (hoy jefe de Santos y del ejercito nacional), en su enérgica campaña para llegar a la comandancia de uno de los bandos de la guerra en Colombia decía; “Claro que cuando fui gobernador apoyé las Convivir en Antioquia, y si llegó a la presidencia las multiplicaría por mil”.

Cosas que pasan en Colombia.

Este mismo día, se conocen declaraciones del Fiscal General de la Nación (aunque no es noticia en El Tiempo) donde insinúa que la responsabilidad intelectual de los crímenes de los paramilitares (los confesados y los no confesados) recae en los políticos que los contrataron (los que están en la cárcel y los que anda sueltos y haciendo alta política).

Pero el primer mandatario de los colombianos no dice nada al respecto, está ocupado en su guerra, y sus declaraciones son de guerra, contra quien sea, contra quien se le atraviese. No sabe nada, nunca vio nada, o mejor, nunca responde nada al respecto, tal vez para él "eso no es algo serio".

Por eso es claro que el presidente Uribe y sus gatos son más peligrosos por lo que callan que por lo que dicen. Y eso que hablan demasiado para seguir callando.

En algo hay que atribuirle razón a las angustiosas preocupaciones de Piedad Córdoba: “… lo que está pasando en Colombia es muy grave, supremamente grave”.

Lo de Chiquita es un solo ejemplo de esa gravedad. No sólo porqué demuestra que las multinacionales privilegian sus intereses económicos sobre las vidas de miles de campesinos colombianos que han sido desplazados de esas zonas bananeras, sino también porqué quienes hasta ayer comíamos bananos y plátanos de Banacol (aquí en Canadá se consiguen fácilmente) no teníamos ni idea que estábamos copatrocinando, desde la distancia, los crímenes de los paramilitares. Y sin contar los que comen bananos de Chiquita, que aunque ya no está directamente en Colombia, sus cuestionamientos permanecen en varios países latinoamericanos.

La gente no se imagina que tan grave están las cosas en mi tierra. Es una lastima.

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Además: Valdría la pena saber que entidades están involucradas en “la compleja red financiera” que le permitió a Chiquita hacer sus pagos a Carlos Castaño.

marzo 04, 2007

Gabo mexicano

Ya había leído alguna biografía de Gabo y sabía que, desde que salió de Prensa Latina, se había radicado en México, a dónde llegó en bus desde Nueva York. No era sorprendente, pues muchos escritores y personajes de la política mundial, han pasado por México, por diferentes razones, que tal vez es una sola. Pero cuando empecé a conocer el Sur de México, tuve certeza de porqué García Márquez se había quedado en México, ese Macondo grande y extendido. Y diciendo esto sé que revirarán muchos colombianos que creen que Gabo es sólo colombiano, pero es que si se pudiera lo imposible que es encontrar un lugar que sintetice antropológicamente lo latinoamericano, ese punto estaría ahí en el norte de la América Central, donde lo real se confunde con lo mágico y dónde cada día, en cada calle podría ser otra novela.

Comentario a la nota de Carlos Monsiváis en la Revista Semana.

CONVERSACIONES CON VOS (I)

La taza


De verdad que es bonita la taza.

¿La taza?, ¿Cuál taza?

La taza. La taza de metal. Es realmente bonita.

Ah, la taza esa.

Si, tiene un estilo muy definido, como vos. Es atractiva y demuestra fortaleza. Recuerdo mucho el día que la trajiste, te brillaban los ojos. Tenías esa blusa verde de flores grandes bordadas. Y tu sonrisa moderada.

¿Ah, si?

Si, y se notaba que a vos también te gustaba la taza. Me imagino que te gustó de una, desde que la viste, en la tienda de allá abajo, yendo para la calle St-Louis.

¿Cómo te acordás de eso? Yo lo que me acuerdo es que ese día te conté que había leído lo de la expansión de los franceses hacia el sur de Norteamérica, y que se quedó un poco de esa cultura francesa por esos lados también, pero que ya todo se gringalizó.

Si, me gustó esa taza, pero sabes que la compré para otra cosa, pensé que se podía poner directamente a la lumbre…

Si se puede, vos sabés. Lo que pasa es que es muy fuerte y se consumen muchos recursos. Pero para guardar el café caliente un buen rato es perfecta. Es que vos sabés que cuando el café va perdiendo temperatura también se le van yendo los sabores.

Ay, ya vas a empezar a hablar de café, ¡qué amor!

No, en serio, me da mucho gusto usar esa taza, es un poco rustica y se ve que ha sido muy útil por un buen tiempo. Así como nos gustan las cosas a vos y a mi, que duren. Es que da lastima ver como han cambiado los estándares de la industria.

Ah, ahora vas a empezar más bien con el tema de la economía y la mala administración de los recursos escasos.

Y los abundantes también, acordáte.

Mejor ven y vemos el documental. Hoy cuando estaba en la huerta estaba pensando en la importancia de la soberanía alimentaria. Que lastima que los economistas de arriba traten ese tema como con desprecio y prefieran otras cosas, como la agroindustria. En fin, mejor ven que en el documental hablan de eso y muestran un caso real, de una lucha legal ganada por una comunidad campesina del sur del país, le ganó la demanda a una multinacional, una de esas que controla el mercado de alimentos a nivel mundial.

Ah si, algo escuché de ese caso. Qué bueno que escogiste ese documental. Esperáte pues cuelo la aromática y voy pa´llá.

Bueno, voy a tenerlo listo. Trae la almohada. Y el té échalo en la taza por fa, la metálica.