El efecto esperanzador de la nueva era redentora de Colombia, el honesto Juan Manuel Santos (ejemplo de verdad, transparencia y juego limpio), parece mostrarse retroactivo. Informa hoy (25 de junio de 2010) el diario santista que "la economía colombiana había tenido un crecimiento de 4,4 por ciento durante el primer trimestre del año, en comparación con el mismo período del 2009." De "noticia particularmente alentadora" la califica el periódico El Tiempo.
De acuerdo, particularmente, no generalmente. ¿Será ese crecimiento económico noticia alentadora para los desempleados, para los desplazados, para los excluidos y marginados?. Dicen los economistas que el diferencial entre el PIB (Producto Interno Bruto) en dos períodos distintos permite ver el avance de un país, significa cuanto crecemos. Cuando la cifra es positiva, es motivo para alegrarnos. Todos, sin excepción.
Más aún, continuemos la fiesta. El mismo editorial informa que "Un poco menos sorpresivo es el desempeño de la actividad minera, cuyo avance fue del 13,2 por ciento. Los incrementos de la producción de petróleo, gas natural, oro y carbón confirman que el país experimenta un auge en este campo, de la mano de niveles muy altos de inversión extranjera." ¡Qué buena noticia! Seguiremos explotando la tierra, y acompañaremos la noticia con otros titulares similares a los de hoy, dentro del mismo campo: "Recuperan los 73 cadáveres de mina en Amagá, "BP presenta otro plan para detener el derrame de crudo en el Golfo de México". Además, por estos días se reafirma una gran inversión para una refinería en México (y anuncian otra más). El presidente mexicano muy orgullosamente declaró en su Cuarto Informe de Gobierno que la industria petrolera salió a flote "con la mayor inversión en exploración que haya tenido PEMEX en su historia". Por otro lado, tanto Estados Unidos como Brasil aclaran que las perforaciones en aguas profundas continuarán, se incrementaran. ¡Pues claro! ¿Alguien pensaba lo contrario? Qué bueno que lo aclaran, por si las moscas, así nos tranquilizan un poco, pues de dónde vamos a sacar el petróleo que siga moviendo a este mundo.
Tenemos pues motivos de celebración: habrá petroleo, gas y carbón (o por lo menos intentarán sacarlo), no importa cuanto se derrame, sacaremos más. Los países seguirán en la competencia de cual crece más, cuál produce más, cuál consume más, cuál desperdicia más. Es un concurso que vale la pena ganar, pues a quién le interesa que lo tilden de pobre y atrasado.
Sigamos creciendo... para eso vinimos a este planeta...