octubre 02, 2003

El otro día fui a ver "Anything else"

Tal vez lo mejor de haber visto Anything else fue la remembranza de New York, una ciudad que desde mi primera visita me extendió una permanente y tentadora invitación. Sólo faltó la escena en el metro, pues Allen presenta el panorama de la vida de un joven escritor en el Middle Manhattan: caminatas por el Central Park, reflexiones al borde del río Hudson, restaurantes y cafés al gusto, taxi drivers respondiendo preguntas no formuladas, andenes creando y recreando historias, tiendas, estudios, informales estudiantes, maniáticos profesores y businessmen con mujeres en tacones. Uno siempre está planeando su próximo viaje a New York, y una película de Allen es una buena prueba a distancia.

La otra remembranza fue la del taxi, mejor dicho la del taxista. El último taxi que tomé fue el que me llevó, hace ya más de un año y medio, desde el terminal de bus hasta el apartamento al que llegué a vivir en Canadá. Acá no es que no haya taxis pero es que uno no los usa. Pues además de que siempre me he transportado o en bus o mi carro, tengo la percepción de que andar en taxi me llevaría al borde de la ruina. Pero lo que decía era que, a pesar de la desconfianza propia a los taxistas (siempre pensé que me querían tumbar -sobre todo en Bogotá-) y de que siempre lo consideré mejor opción que coger bus o manejar (aunque no fui consecuente con ello), no había caído en cuenta -como ahora- de la falta que me hace la voz cotidiana del taxista. En fin… las ideas sobre el taxi quedan en continuará…

Ayer, el primer día de octubre, la temperatura bajó drásticamente. Hoy, en vez de ir a mi a veces aburrida clase de francés, preferí venir a almorzar al centro de Ottawa y percibir la ciudad en esta época de cambio. Y vaya cambio. El ambiente es de muerte, o más bien de entierro, o más bien (y realmente) de encierro. El "patio" del restaurante Nickels desapareció. Es ya un planchón de cemento uniforme lo que hasta hace un par de días era una colorida plazoleta de mesas, asientos, botellas de vino, pancartas, ensaladas verdes, cervezas y flores.

Al empezar la tarde la lluvia vino con vientos ya no frescos sino fríos. Caminé un par de cuadras desde el restaurante hasta Planet Coffee, mi café preferido, y encontré la puerta cerrada y en el interior más gente que de costumbre esta hora.

Tal vez lo mismo estará pasando en un par de semanas en New York. Woody Allen lo podría describir muy bien. Anything else se desarrolla tal vez entre esos días en que la jubilosa primavera le da paso al apasionante verano. Escribir estas frases me ponen en aviso de mi excesiva fijación en el cambio de estaciones…

Pero, que vá, estos cambios drásticos no deben ser más que cosas simples de la vida, just like anything else… think about it!

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