septiembre 12, 2010

La rentabilidad de las empresas como herramienta social para generar (y proteger) empleos (I).

Un Fondo Social Pro Empleo

(IDEAS EN CONSTRUCCIÓN…)

Introducción

Curioso. Un día después de que publicara el texto original de esta nota, leí en algunos medios de comunicación las declaraciones de Dominique Strauss-Hahn, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), y de Juan Somavia, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre el grave problema del desempleo en el mundo. El marco era una conferencia internacional de alto nivel en Oslo, convocada por estos dos organismos y que buscaba proponer salidas a los retos del crecimiento, el empleo y la cohesión social.

Desde el FMI se califica la situación laboral mundial como "catastrófica" (ojo! es el FMI, no la Federación Sindical Mundial o Fidel Castro) y la OIT estima que en los próximos 10 años se necesitarán más de 440 millones de empleos adicionales para satisfacer las nuevas entradas al mercado laboral. Según cifras citadas en dicha conferencia, el desempleo afecta a más de 210 millones de personas en el mundo y se estima que desde la última crisis (2008) se han quedado sin empleo unas 30 millones de personas.

Dentro de las conclusiones dejan claro que la crisis no termina si no se reduce el desempleo, y proponen enfocar las soluciones económicas en políticas de enfocadas al empleo, el entrenamiento para el trabajo y protección social.

Rentabilidad y Empleo, una opción.

Sin entrar en “la enfermedad de las definiciones”, podemos relacionar la palabra rentabilidad con otras como utilidad, beneficio, ganancia, dividendos, lucro. Y si entrar en la rigurosidad conceptual de la naturaleza y misión de la empresa, podríamos decir sin mucho temor a equivocarnos que para la mayoría de los empresarios, el fin último (primordial, prioritario, indispensable) de la empresa es maximizar sus indicadores de rentabilidad, en otras palabras, obtener la mayor ganancia posible. De esta manera se asegura la continuidad de la empresa y la prosperidad económica de sus socios. Ahora, la rentabilidad es entendida como el resultado último de un ejercicio económico, el recurso económico que queda como beneficio para ser distribuido según las políticas de repartición de utilidades de cada empresa, que en realidad no son demasiado disímiles entre unas y otras.

Recuerdo una conferencia del economista Stéphan Schwab en Montreal (Québec) donde usaba el concepto de “la fourchette de rentabilité”, el rango de la rentabilidad. La charla se daba en el marco de una asamblea anual de empresas canadienses en el sector de la Economía Social y Solidaria, por lo que no espantaba a ningún accionista o empresario, quienes éramos en su mayoría a la vez propietarios y trabajadores. Para Stéphan, una empresa debería establecer un piso y un techo para la rentabilidad buscada, e identificar la estrategia que le permita mantenerse dentro de ese rango. El piso de dicho rango sería el límite inferior para asegurar la viabilidad financiera de la empresa, es decir que no ponga en riesgo su capitalización (la capacidad de mantenerse en el tiempo) ni su capacidad de cumplir con sus objetivos operativos. El techo sería aquel que no sobrepase lo necesario para cumplir con la satisfacción de las necesidades sociales y económicas de los miembros de la empresa (todos sus beneficiarios directos). Este límite superior es el que acota esta teoría en el campo de las empresas sociales y solidarias (que en su mayoría siguen conceptos cooperativistas), ya que dicho techo está estrechamente ligado con no sobrepasar los niveles de rentabilidad que interfieran en la diferenciación de la compañía como empresa social y no netamente capitalista (maximizar las utilidades de los accionistas privilegiando el capital sobre los aspectos humanos). En esto se queda corto el concepto de “la fourchette de rentabilité”, y nos deja espacio para llegar a niveles más generales de la actividad económica.

La propuesta

¿Cómo podría la rentabilidad de las empresas jugar un papel clave en la generación y protección de empleos dentro de la sociedad? Imaginémonos otro límite, un nivel máximo para la satisfacción y el disfrute de las utilidades de la empresa en todos sus sentidos (pago de impuestos, reinversión en la empresa, capitalización, inversión en proyectos sociales, justa distribución de ganancias entre los accionistas -socios, propietarios-). Todo lo que va más allá de dicho techo iría a un “fondo social pro empleo”. Dicho fondo estaría destinado a pagar salarios a empleos en riesgo o nuevos empleos en otras empresas que así lo requieran. Cabe decir que dichos empleos deberán cumplir con unos criterios y condiciones estudiadas que garanticen que serán empleos productivos, es decir que contribuirán al mejor desempeño de la empresa, por consiguiente, a la larga también al crecimiento de las utilidades mismas. Los recursos de dicho fondo no serían utilizados para abrir más empresas u apoyar nuevos proyectos de negocio, que es en lo que se basan muchas de las políticas de generación de empleo, si no para dinamizar e incrementar los flujos productivos y comerciales ya establecidos.

Esta herramienta, un “fondo social pro empleo”, sería una clara muestra de compromiso social del sector empresarial como parte de las estrategias para atacar uno de los mayores problemas que las economías actuales enfrentan: el desempleo. Se salvarían muchos empleos, se crearían otros, y esto contribuiría sustancialmente en la activación económica de muchas familias que se encuentran en la pobreza y en situaciones de exclusión y marginación.

(Continuará...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir las reflexiones, hace tanto tiempo que no pasaba por aquí que me había olvidado lo bien que escribes. Por otra parte estoy totalmente de acuerdo con vos acerca del análisis de la rentabilidad financiera de las empresas y como esto se ve reflejado en las brechas económicas de empresas que se dicen "socialmente responsables" y otras "económicamente solidarias". Parece ser que todo en un futuro próximo apunta a las propuestas que aquí mencionas, sobre todo porque el hecho de que el FMI mencione el número alarmante que se necesitan de empleos (o desempleos) es totalmente "deshalagador". Saludos...Por cierto sigo en espera de la lluvia de café en abril

Anónimo dijo...

Diego, resulta interesante tu artículo sobre la rentabilidad de la empresa.

Lo interesante también es analizar qué tipo de empresas son rentables en un mundo globalizado y en el que las oligarquías imponen sus esquemas y ambientes reales de control, evitando el que nuevas, pequeñas y medianas empresas, solidarias y con una nueva filosofía en la utilización de la ganancia, broten y se consoliden.

Por cierto, también es pertinente analizar qué tipo de empresas son rentables y amigables con el medio ambiente. Comentaremos más...

Panes