En el Putumayo y la bota caucana; tierra de los inganos, los kamsá, los kofán, los siona, pero también en las últimas décadas tierra de los “traquetos”, las guerrillas y los paramilitares; a los Taitas curanderos se les dificulta últimamente conseguir, en medio de la selva, el Remedio, como ellos le dicen al Yagé, “el bejuco del alma”.
- El Remedio está escaso…
- ¿y porqué Taita?
- Eso ya está muy peligroso pa´andar…
Eran tierras del Yagé, pero también, en las últimas décadas, tierras de la coca y de lo que la producción ilegal de cocaína trae con ello: el dinero en abundancia. Y el billete trae nuevas leyes, inseguridad, nuevas formas de poder, armas, prostitución, negocios sucios, muertes, venganzas, ambiciones y decepciones.
Ir a raspar coca al bajo Putumayo, en medio de todos sus peligros, era una buena opción para los hijos y los nietos de los Taitas del alto Putumayo, pero también para los campesinos (con sus hijos y nietos) del Cauca y del Huila, los que no habían todavía optado por la lucha de supervivencia en la ciudad o por la lucha armada que no entienden en las filas de la guerrilla, los paramilitares o el ejercito.
Yo no sé si las etnias del Putumayo usan la hoja de coca para algo, pero que no “quede ni una hoja de coca en el Putumayo” para mi no significa ganancia alguna, y mucho menos si vemos el problema con la óptica de los “resultados de gestión” al corto plazo minimizándolo a número de hectáreas erradicadas. ¡Ojalá se solucionara así el problemita! Pero es qué el problema no es la hoja de coca sino el dinero que deja su negro negocio. Las “malditas” no son las hojas de coca si no los billetes de dólar en que se convierten (y no por arte de magia).
¿O es que vamos a creer ingenuamente que fumigando las otras 7100 hectáreas sembradas de coca en el Putumayo le estamos dando duro y a la cabeza al negocio del narcotráfico?
¿O es que vamos a creer ingenuamente que vamos a poner a competir los ingresos de los campesinos que dependen de la coca y la amapola con ingresos de cultivos de palmito, cacao, frutas y demás tubérculos y raíces?
¿O es que vamos a creer ingenuamente que mientras se fumigan miles de hectáreas en un lado no se siembran miles de hectáreas en otros lados, bien sea en otro departamento o en las selvas de Ecuador o Perú? (Y esto también lo han demostrado informes periodísticos y oficiales durante la larga y fallida estrategia de erradicación de cultivos ilícitos en las últimas décadas).
Pañitos de agua tibia, y a veces hasta de agua helada que ponen a sufrir más al paciente…
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