La leí dos veces. Y una tercera. Y aún me sigue sorprendiendo el tono y el juego de palabras de la "N. de la D." (asumo que es una "Nota de la Dirección") al final de la columna de Claudia López del 12 de octubre de 2009 en diario El Tiempo. Me cuesta realmente creer que esas sean palabras escritas por Roberto Pombo.
No me sorprende la intención del periódico de despedir a Claudia López como columnista, pero me resulta de tremendo mal gusto e incluso un acto grotesco y falto a la ética de la comunicación echarla con semejante nota al final de su columna, en la que Claudia cuestiona el trabajo periodístico del diario. Ahora les queda claro a los columnistas y colaboradores lo que ya nos quedaba claro a muchos de sus lectores: el trabajo periodístico y editorial de El Tiempo no se puede cuestionar, El Tiempo no se equivoca.
A mi me empezó a quedar claro cuando no encontré más la columna del Defensor del Lector, y me terminó de quedar claro cuando recibí la respuesta a mi carta en la que indagaba al periódico por dicha figura. Me contestaron, pero no recibí explicación alguna, ni siquiera me confirmaron ni negaron la desaparición de la columna. Por esos días tenía una crítica a un editorial del periódico y quería dirigirla al Defensor del Lector, pues sabía que el Director no la leería. Ante la ausencia del Defensor, la envíe a la dirección editorial, y claro, me quedé sin respuesta.
No voy a entrar a calificar el contenido de la columna de Claudia López, pero no se nos olvide que debe ponderarse desde su definición de artículo de opinión. Bien podría ser leída como una carta al Defensor del Lector, por lo que invito a referirse a ella a Felipe Zuleta, Nora Sanín, Leopoldo Villar, Javier Darío Restrepo, Germán Rey, Patricia Lara, Cecilia Orozco y María Clara Mendoza; quienes ejercieron esa función durante los 16 años que duró. La figura aparentemente desapareció en septiembre del 2008. Los lectores de El Tiempo ya no tenemos quien nos defienda, El Tiempo no se equivoca, su periodismo es incuestionable.
He reconocido y admirado la seriedad del trabajo previo del actual director de El Tiempo, Roberto Pombo, por eso esta "N. de la D." al final de dicha columna me causó tanta extrañeza. De ese antiguo respeto ahora sólo me queda desconfianza e incredulidad editorial, tristeza por el periodismo colombiano, desazón como lector y lastima por la decadencia ética y periodística del diario de mayor circulación en Colombia.
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Nota posterior a la publicación:
Por su pertinencia y componente pedagógico, tanto para El Tiempo como para todos los medios de comunicación, transcribo lo que le dijo Germán Rey, reconocida autoridad en el tema, a BBC Mundo:
El analista de medios Germán Rey, quien fue defensor del lector de El Tiempo, le expresó a BBC Mundo que el despido de López fue "verdaderamente denigrante para el periodismo colombiano".
"La opinión es libre y documentada con diferentes perspectivas, y los lectores tenemos pleno derecho a escuchar versiones diferentes sobre las realidades que vive Colombia", se quejó Rey.
Según el experto, el caso ratifica que los medios de comunicación, como poderes fácticos, les exigen responsabilidades a los otros poderes, pero no quieren que se las pidan a ellos.
"Los medios son muy poco democráticos internamente", subrayó.
Fuente: BBCMundo.com
2 comentarios:
Cierto, no es la acción sino la reacción lo condenable. Acá el debate en radio ha sido interesante sobre el tema. Ojalá no se quede en palabras.
Otro adiós, otros cuántos metros más lejos del derecho a la libre expresión.
No hay Libertad de expresión.
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